Bombardier CRJ 200 pintados con los mismos colores que la empresa Austral. Foto airliners.net |
Cancelaron vuelos de Sol Líneas Aéreas por quiebra de la
empresa
El jefe de la APLA, Pablo Biró, informó que hoy se enviarían
los telegramas de despido a los 200 empleados.
Los vuelos de empresa Sol Líneas Aéreas permanecían hoy
cancelados en el aeroparque Jorge Newbery y en el aeropuerto internacional
“Islas Malvinas” de Rosario. El jefe de la Asociación de Pilotos de Líneas
Aéreas (APLA), Pablo Biró, denunció que
esa situación respondía a la “quiebra” de la compañía.
Los pasajeros de los vuelos que estaban previstos para esta
mañana hacia Mar del Plata y Buenos Aires no recibieron ninguna explicación por
parte de la empresa.
La compañía, perteneciente a la familia Angeli, tenía un
convenio de prestaciones de vuelos regionales con Aerolíneas Argentinas, por el
cual recibía un millón de pesos diarios, que fue rescindido por la nueva
titular de la empresa estatal, Isela Costantini.
Biró, en diálogo con radio Delta, manifestó: “Hoy nos
desayunamos con que (la empresa) levantó toda la gente de los mostradores (en
aeroparque). No hay ninguna atención. El último contacto que tuvimos con el
gerente de Recursos Humanos (de Sol) es que hoy saldría la totalidad de los
telegramas de despidos por quiebra a todos los empleados, que son un poco más
de 200“.
Negocios raros: Aerolíneas pagaba $ 1 millón por día
Recalde alquiló aviones de la empresa rosarina Sol; adelantó
$ 124 millones y aseguró a sus socios una ganancia de 12% en dólares; el
contrato fue rescindido. De esta manera Aerolíneas Argentinas decidió dejar de
perder al menos un millón de pesos por día rescindió un contrato con Sol Líneas
Aéreas que había sido firmado por la anterior conducción el 22 de agosto y que
empezó a regir el 1° de septiembre.
Fueron cuatro meses en los que la línea aérea de bandera se
comprometió a pagarle a Sol una suma fija mensual en dólares por 210 horas de
vuelo más el costo del combustible. El llamado Acuerdo de Cooperación tiene
algunas cláusulas que la nueva gestión no quiso convalidar. La más llamativa le
aseguraba a la empresa rosarina de la familia Angeli, que forma parte del Grupo
Transatlántica, una ganancia en dólares del 12% de los costos de explotación.
Es decir, la línea aérea de bandera, que pierde alrededor de
500 millones de dólares por año, se comprometió a pagar una ganancia a una
empresa privada que estaba prácticamente quebrada antes de suscribir el
convenio.
El acuerdo fue firmado por Luis Pablo Ceriani, entonces
director financiero de Aerolíneas Argentinas, y sólo contó con la aprobación
del presidente, Mariano Recalde. Nunca se discutió en el directorio y no se
diseñó un plan de negocios que justificara la decisión.
Recalde y Ceriani, además, decidieron adelantar dinero a sus
futuros socios rosarinos. Mientras duró la negociación, de la caja de
Aerolíneas salieron $ 124,36 millones y 71.800 dólares en billetes como
anticipo. No hubo asientos ni condiciones de devolución, lo que convirtió el
préstamo en no exigible. Los vuelos de Sol están en un 80% superpuestos con los
de Aerolíneas y Austral.
El nuevo management que responde a la CEO, Isela Costantini,
hizo las cuentas de compensaciones y créditos. El rojo de Sol con Aerolíneas es
de 40 millones de pesos. Hubo cartas documento con intimaciones y reuniones
varias. Finalmente, se optó por la rescisión.
La pregunta que se hacen en el sector es saber qué hará la
empresa rosarina sin el acuerdo ya que su situación financiera es compleja.
Sólo tiene cuatro aviones Saab de 35 asientos, que empezaba a reemplazar por
otros, CRJ de 50 asientos, y tiene 250 empleados de los cuales 50 son pilotos.
La historia de las desventuras de Sol empezó hace tiempo
pero fue en 2014 cuando las finanzas ya no daban para más.
Los dueños de la compañía se acercaron a Aerolíneas para
comentar la extrema situación ya que desde 2012 tenían un acuerdo de código
compartido con el fin de mejorar la comercialización de los vuelos y que es muy
común entre empresas grandes que utilizan aerolíneas más pequeñas para
alimentar sus líneas troncales.
Desde las oficinas de Recalde se llevaron una respuesta.
"No se puede cerrar una aerolínea". La promesa del jerarca de La
Cámpora fue arrimar una solución. Suelto de mano con dinero ajeno, Recalde
pidió a Sol un detalle de costos en dólares. El listado reconoce desde el
alquiler de las oficinas, los salarios, el pago del IVA, los gastos de
cancelación de vuelos, los fletes, los gastos de correo o mensajería o el
catering, por nombrar algunas de las decenas de rubros que se incluyeron. Luego
de esa suma se calculó un 12% de ganancias. Todo pago, claro está, por
Aerolíneas.
La dupla Recalde/Ceriani firmó el contrato mediante el que
la línea aérea de bandera asumía todos los riesgos del negocio y pagaba a Sol
una suma fija en dólares, independientemente de los resultados de la operación.
En teoría, Sol le daba a su benefactora la posibilidad de volar en aviones
chicos ciertas rutas que Aerolíneas no volaba. Nada de esto sucedía. En el 80
por ciento de la operación de la compañía rosarina tenía como principal
competencia a Recalde y sus aviones.
Sol, maravillada con el alcance de su negocio, dio media
vuelta y ofreció su empresa. Así entregó el 49% de las acciones a la aerolínea
española Air Nostrum, una empresa que vuela asociada con Iberia.
Los socios europeos no hacían aportes de dinero sino que
entregaban sus aeronaves jet CRJ 200 de 50 asientos para renovar los
turbohélice Saab 340 de 35 asientos de Sol. La reposición tardaría 10 meses,
según el cronograma que forma parte del acuerdo. Luego de ese proceso, la flota
de aeronaves pequeñas pasaría de cuatro a seis.
Uno de estos nuevos logró aterrizar en la Argentina. Lo hizo
vestido de Austral (foto) ya que el dadivoso Recalde le permitió a Sol utilizar
la imagen corporativa de aquella. La llegada del primo hermano menor no pasó
inadvertida. Los pilotos de Austral, agrupados en UALA, se quejaron de varias
maneras hasta que el 15 de diciembre presentaron una nota a la nueva dirigencia
expresando su rechazo.
Cuando los ejecutivos de la gestión Costantini se adentraron
en los números encontraron que el costo en dólares por asiento de un avión Saab
es 80% más caro que el de los Embraer. Como si fuera poco, el nuevo CRJ gasta
51% más que los brasileños que forman la flota de Austral. Hay más. Si alguna
característica tiene el plantel de aeronaves de la empresa que manejaba Recalde
es que los aviones vuelan menos de lo que hacen las empresas colegas de la
región. ¿Por qué no se utiliza la flota propia para los vuelos que se alquilan
a Sol? Nadie supo responder.
Las inconsistencias del acuerdo llegan a lugares extremos.
Por ejemplo, es muy complicado de instrumentar y controlar ya que nunca se
previó la integración de los sistemas de reservas y ventas de tickets. Por
ejemplo, se daba el caso de que la línea rosarina vendía pasajes pero
Aerolíneas no se enteraba. Claro que este problema era menor ya que Sol no
tenía ningún incentivo en vender, total el gasto de la operación del vuelo era
solventado por Recalde, que también pagaba un 12% de ganancias. Nunca hubo
incentivo por ocupar o no una aeronave y se dieron casos en que se despegó con
una ocupación de no más del 10 por ciento.
Las preferencias no terminaban ahí. La rosarina cobraba sus
facturas siete días después de presentadas cuando la media de la industria para
los acuerdos interlineales es entre 15 y 30 días. También hubo una cláusula, la
quinta específicamente, que reconocía la posibilidad de renegociar el precio si
los costos operativos subían más de 10 por ciento. Lo llamativo es que nada se
puso en caso de que los costos bajaran, una rareza por tratarse de Recalde, un
presidente cuyos únicos antecedentes antes de hacerse cargo de la empresa eran
como abogado.
Finalmente, Costantini y los suyos tampoco pudieron
encontrar la manera de controlar los pagos que se hacen por combustibles.
Prolijos pero no tanto, los rosarinos entregaban todas las facturas de la nafta
que se compraba a YPF. Pero quizá, distraídos por el éxito, ni Aerolíneas ni
Sol repararon en la documental que respalde si efectivamente ese combustible se
consumió en los vuelos de la empresa. Detalles.
De las sospechas a la intimación
Antecedentes
En 2012, Aerolíneas y Sol firmaron un acuerdo de código
compartido para mejorar la comercialización
Malos resultados
A fines de 2014, Sol le planteó a Recalde que tenía que
dejar de volar ya que la operación no era rentable
El final del acuerdo
En septiembre se firmó el contrato; los riesgos son de
Aerolíneas y las ganancias, de 12%, de Sol
Referencias :
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