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16 de julio de 2015

El primer avión eléctrico que cruzó el canal de la Mancha


 Airbus cruzó el canal de la Mancha con su primer avión con motores eléctrico

Lo consideran un primer paso para que , en 20 años, se puedan realizar vuelos comerciales con energías limpias

El primer vuelo de un avión eléctrico sobre el canal de la Mancha se concretó el 10 de junio desde el aeropuerto de Lydd, en Inglaterra, hasta el de Calais, en el norte de Francia.

El inédito vuelo se concretó con éxito un pequeño avión de color blanco ( el E-fan de la compañía Airbus) aterrizó de forma silenciosa a las 6 de la mañana (hora argentina) sobre la pista del aeropuerto de Calais, tras haber sobrevolado el canal de la Mancha.

Se trata del primer avión de propulsión eléctrica en realizar este recorrido, para el que empleó 40 minutos a unos 140 kilómetros por hora desde la costa inglesa hasta la francesa.


El piloto del vuelo, Didier Esteyne, es además el encargado del diseño de este aparato que empezó a gestarse a finales de 2011 y que se ha convertido en “un sueño de infancia” hecho realidad.

Esteyne sucede a Louis Blériot, el primer hombre en sobrevolar el canal de la Mancha, hace 106 años, a pesar de que Esteyne ha rechazado cualquier comparación tras el aterrizaje.

“Lo que hemos hecho hoy es histórico pero no heroico, porque a diferencia del viaje que emprendió Blériot nosotros tenemos a todo un equipo detrás y también contamos con la tecnología necesaria para demostrar que un vuelo eléctrico es viable”, matizó Esteyne.


Tras meses de investigación y desarrollo en los que un pequeño equipo de Airbus trabajó en modo “startup”, el proyecto se presentó en 2013 en el Paris Air Show y 18 meses después tuvo lugar el primer vuelo en Burdeos (Francia), en abril de 2014.

El artefacto, que pesa cerca de 600 kilos y tiene una longitud de 6,67 metros por 2 de altura, alcanza una velocidad máxima de 220 kilómetros por hora y tiene capacidad de vuelo para aproximadamente una hora.
El sistema del E-Fan se caracteriza por estar compuesto de una serie de baterías situadas en las alas para proporcionar un total de 39 kilovatios por hora a los motores.


El director general de la Dirección General de la Aviación Civil (DGAC), Patrick Gandil, estimó que esta experiencia permitirá avanzar en “el control de gases de efecto invernadero”, uno de los problemas, junto al acústico, más significativos de la aviación.

La intención de Airbus es alargar en los próximos meses su autonomía e implementar la experiencia adquirida con este prototipo para, a través de su filial, “Voltair SAS”, pasar a la fase de industrialización y comercialización a finales de 2017.


La ambición de Airbus es que en 20 o 30 años se puedan efectuar vuelos comerciales de hasta 60 pasajeros en aviones impulsados de forma exclusiva por energía eléctrica.

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